Huyendo del Holocausto - Judíos evadidos del nazismo a través del Pirineo de Lleida

von: Josep Calvet Bellera

Milenio Publicaciones, 2016

ISBN: 9788497437486 , 402 Seiten

Format: ePUB

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Preis: 13,99 EUR

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Huyendo del Holocausto - Judíos evadidos del nazismo a través del Pirineo de Lleida


 

 

 

CAPÍTULO 1
EL HOLOCAUSTO: LOS JUDÍOS EN EUROPA

 

 

 

 

 

Esta guerra no es la II Guerra Mundial.
Es la guerra racial. En definitiva se trata del predominio alemán
y ario o de que gobiernen el mundo los judíos;
por eso es por lo que luchamos.

Hermann Göring[5]

 

En 1933, justo antes de la llegada al poder de Hitler en Alemania, los judíos habitaban en todos los países europeos. La comunidad más numerosa se concentraba en Europa oriental, especialmente en Polonia, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y Rumanía. Hablaban su propio idioma, el yiddish, y la mayoría mantenía un modo de vida tradicional enraizada con la práctica religiosa ortodoxa. Por el contrario, los residentes en Europa occidental (Alemania, Francia, Italia, Holanda y Bélgica) vestían y hablaban como sus compatriotas. Las prácticas religiosas tradicionales y la cultura yiddish desempeñaban un papel menos importante en sus vidas, solían tener más estudios que los judíos de Europa oriental y vivían en un ámbito urbano.[6] Aproximadamente nueve millones de judíos residían en los países que serían ocupados por Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. En Alemania lo hacían medio millón más y cerca de 200.000 en Austria. Desde entonces, todos ellos se convirtieron en víctimas potenciales de la barbarie y sus vidas cambiaron para siempre. Al finalizar la guerra, dos de cada tres habían muerto.

El 30 de enero de 1933, el presidente de Alemania, Paul von Hindenburg, nombra canciller a Adolf Hitler. Su partido, el Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores Alemanes (NSDAP), se convirtió en la primera fuerza política en las elecciones parlamentarias celebradas en julio de 1932. El nacionalismo y el antisemitismo se habían abierto paso en un país traumatizado por su derrota en la Primera Guerra Mundial y por los efectos de la crisis económica de 1929. El nacionalsocialismo se presenta como una ideología antimarxista, nacionalista y pangermanista cargada de un evidente racismo expresado a través de su ferviente antisemitismo.[7] Tras su llegada al poder, el NSDAP pronto iniciará la persecución de sus enemigos políticos y de los judíos, en este caso con el objetivo de reducir su influencia en Alemania. Lo hicieron utilizando la violencia. A la policía se le unía la Milicia del partido (SA) y la guardia de élite de Hitler (SS).

Paralelamente, se dictaba una numerosa normativa antisemita. La Ley para la Restauración del Funcionariado Profesional sirvió para purgar a los funcionarios expulsando a los judíos siempre que no fueran veteranos de la Primera Guerra Mundial o contaran con familiares fallecidos en la guerra. Unos 78.000 judíos habían servido en el ejército alemán durante la Gran Guerra, de los que unos 12.000 murieron y otros 30.000 fueron condecorados. Otra ley, sobre las condiciones de admisión en la abogacía y la judicatura, provocó la expulsión de unos 1.400 abogados y 318 jueces y fiscales judíos. A los médicos se les impidió ejercer en hospitales públicos y en centros de enseñanza y de beneficencia. A principios de 1934 se había despedido a unos 2.600 médicos judíos. En el ámbito académico, sólo en 1933 abandonaron Alemania 200 de los 800 profesores universitarios judíos, entre ellos veinte premios Nobel. La persecución afectó en igual medida al mundo de la cultura. En la industria, miles de trabajadores fueron despedidos de las fábricas y se propició la discriminación de los hombres de negocios judíos en la adjudicación de contratos.

La reacción de los judíos ante esta represión fue diversa. Para algunos, lo que sucedía no era nuevo y optaron por resistir con tenacidad esta coyuntura delicada, al igual que habían hecho en otros momentos históricos. Los que fueron más viscerales y precavidos decidieron abandonar el país. Durante 1933, unos 40.000 judíos dejan Alemania. Entre 1933 y 1935, los más optimistas pensaron que las cosas se estabilizarían. El paso de los meses acabó con estos presagios. En 1935, la persecución se hace más directa y alcanza una dimensión pública. Es el momento de las pintadas en tiendas y locales, de la colocación de carteles y panfletos en las vías públicas y de la organización de actos públicos y políticos contra los judíos ante la indiferencia de la población alemana. Ese mismo año se implanta una legislación clave para el devenir de la cuestión judía. En septiembre se promulgan las llamadas Leyes de Núremberg con el objetivo de relegar a los judíos a una condición legal inferior. La Ley de Ciudadanía del Reich que comportaba la retirada de la nacionalidad alemana a los judíos convirtiéndolos en “súbditos del estado” y la Ley para la Protección de la Sangre y el Honor de los alemanes que prohibía el matrimonio y la relación sexual entre arios y judíos. En ambos casos ya no se hacían excepciones para los veteranos de guerra.

Decretos sucesivos privan a los judíos del acceso a la función pública y a las actividades profesionales en el ámbito jurídico. En las escuelas se empieza a presionar y estigmatizar a los niños con insultos y vejaciones. Pronto serán los mismos alemanes quienes se implicarán en las campañas denunciando a sus vecinos judíos. Los negocios propiedad de judíos alemanes acabarán sufriendo las consecuencias del antisemitismo. De los 100.000 negocios censados en 1933, el 60% de los mismos había pasado a otras manos en abril de 1938. Los boicots a los productos, la privación de créditos y la suspensión de contratos oficiales provocaron la ruina de muchos empresarios que acabaron malvendiendo sus empresas y negocios, en algunos casos bajo presiones y amenazas.

En marzo de 1938, tras la invasión de Austria y su incorporación al Reich (Anschluss), unos 185.000 judíos austriacos pasan a depender de Alemania. El ferviente antisemitismo de los nazis austriacos provoca la intensificación de la persecución y el expolio de sus negocios. Muchos intentaron emigrar a pesar de los diversos y lentos trámites que ello comportaba. La judenrein (limpieza de judíos) provocó que, en 1938, unos 150.000 hubiesen abandonado Alemania. Otros no pudieron hacerlo al no conseguir un país dispuesto a aceptarles. Estados Unidos mantenía importantes restricciones para la concesión de visados, en un país todavía convulsionado socialmente y económicamente por la crisis de 1929. En julio de ese año, por iniciativa del presidente norteamericano F. D. Roosevelt, tuvo lugar la conferencia de Evian (Francia) con el objetivo de dar una solución al problema de los refugiados. El resultado final es ciertamente desalentador, pues no se produce una condena explícita a la Alemania nazi, ni tampoco se acelera la acogida de judíos en terceros países.

En septiembre de ese año, se firman los llamados acuerdos de Múnich. Alemania, Italia, Francia y Gran Bretaña establecen un pacto que pone fin al conflicto germano-checoslovaco con la cesión al Tercer Reich de la región de los Sudetes limítrofe con Alemania. La Kristallnacht (Noche de los Cristales Rotos), del 9 de noviembre, representó un punto de inflexión. Se destrozan unos 7.500 locales de negocios propiedad de judíos y se ordena la destrucción de todas las sinagogas del país. Alrededor de 30.000 judíos son detenidos y encarcelados en los campos de Dachau, Sachsenhausen, Buchenwald y Mauthausen. Solo en Viena, se suicidaron durante esos días cerca de 700 judíos. Los judíos del Tercer Reich comprobaron la magnitud de lo se les avecinaba y que la persecución contra ellos constituía la principal prioridad del régimen nazi. Centenares de judíos alemanes, austriacos y checoslovacos consiguieron refugiarse en Francia, Holanda, Bélgica y Palestina. En 1939 la mitad de la comunidad judía alemana había emigrado, 120.000 personas tras la Noche de los Cristales Rotos.

Pasado este pogromo se promulgan nuevas leyes. El decreto para la Exclusión de los Judíos de la Vida Económica Alemana, les prohíbe toda actividad mercantil independiente, desde la pequeña tienda a un comercio al por mayor. Una ley sobre el Uso de Valores Judíos les impide comprar y vender libremente joyas, metales preciosos y obras de arte. El 30 de enero de 1939, Hitler amenazó con la aniquilación de los judíos de Europa, si conspiraban para provocar la guerra contra Alemania. En abril, la ley sobre las Condiciones de Arriendo de los Judíos permitió a los caseros desahuciar a familias judías, si podían demostrar que había alojamiento para ellos en otro lugar. En mayo quedaban en Alemania unos 330.000 judíos que a duras penas luchaban por sobrevivir. Dos terceras partes no tenían empleo y muchos eran de edad avanzada. Entre 1933 y 1945, sólo en el territorio del Reich, se emitieron cerca de 2.000 ordenanzas y decretos antijudíos.[8]

De la ocupación de Polonia a los campos de exterminio

El 1 de septiembre de 1939, cincuenta divisiones alemanas atacan Polonia encontrando una gran resistencia. Dos días después, Gran Bretaña y Francia declaran la guerra a Alemania. Desde abril a junio de 1940, el ejército alemán ocupa Dinamarca, Noruega, Bélgica, Holanda, Luxemburgo y Francia. La ocupación impuso a todos estos países la dominación de...