Breve historia de la revolución rusa

von: Iñigo Bolinaga Irasuegui

Nowtilus - Tombooktu, 2010

ISBN: 9788497638432 , 256 Seiten

Format: ePUB

Kopierschutz: Wasserzeichen

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Preis: 7,99 EUR

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Breve historia de la revolución rusa


 

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Una historia en rojo

Una revolución llevada según las reglas
del juego de cricket sería un absurdo.
Arthur Koestler

LA NUEVA DOCTRINA

Debido a la situación crónica de hambres y epidemias, la sociedad rusa ha sido históricamente muy conflictiva. Partiendo de los orígenes de la Moscovia de los primeros zares y terminando en vísperas de la revolución, Rusia ha destacado por ser cuna y escenario de una importante cantidad de revolucionarios que actuaban a ciegas, sin un marco teórico claro, contra el enemigo terrateniente. Como corresponde a una sociedad que nunca dejó del todo atrás la edad media, el actor principal de los estallidos de violencia revolucionaria siempre había sido el campesinado, lo que no es de extrañar habida cuenta de que la Rusia prerrevolucionaria seguía siendo una sociedad eminentemente agrícola. Hasta finales del siglo XIX no surgió un proletariado capaz de actuar como motor de una potencial revolución. Así pues, antes de la introducción del marxismo los movimientos socialmente inconformistas más radicalizados centraban su discurso y sus métodos en la lucha del campesinado por la mejora de sus condiciones de vida, con eventuales concesiones a las reivindicaciones políticas, sin ser estas ni de gran calado ni especialmente acertadas. Las repetidas «emociones»14 revolucionarias cristalizaron finalmente en un movimiento denominado narodnik, que durante el transcurso del siglo XIX tomó cuerpo y presencia en todo el territorio ruso. Sus partidarios eran conocidos como narodnikis, y eran principalmente miembros de la inteligentsia urbana, que descubría con una mezcla de cariño patriótico y escándalo las condiciones de vida de sus compatriotas y pretendía un cambio revolucionario de base a favor de los más desfavorecidos. Instaban a los campesinos a levantarse contra las ataduras del terrateniente, del kulak e incluso del propio zar obteniendo un confuso aparato teórico que aunaba elementos de corte semianarquista con el socialismo utópico premarxista. En el conglomerado revolucionario narodnik también aso ma ba un componente primario de nacionalismo, así como un apego rayano en la adoración por los métodos violentos. Exaltaban una forma extrema de terrorismo que arrebató numerosas vidas, pero que en todos los años de su existencia no logró ni por casualidad hacer temblar al sistema. Junto a los nihilistas, tan bien retratados en las novelas de autores como Tolstoi o Dostoievski, los narodniks parecían tener más claros tanto sus objetivos como los métodos a emplear, lo que no fue óbice para el desarrollo de un floreciente terrorismo anarquista ruso.

La efervescencia revolucionaria que destilaban nihilistas y narodniks, muchas veces confundidos entre sí, pronto fue recanalizada por un duro competidor: el marxismo15. Infiltrado tímidamente en Rusia tres años antes de la muerte de Karl Marx (1818-1883), el marxismo fue compilado, traducido y profusamente divulgado entre la intelectualidad rusa por Georgi Valentinovich Plejanov, un erudito progresista que, como todo revolucionario al uso en Rusia, había formado en las filas de los narodniks.

Para Plejanov, el descubrimiento del marxismo supuso una auténtica transfiguración. Presentó las ideas de Marx para sí y para los rusos como una nueva fe, como la ciencia de la revolución. Descubría la historia como un elemento natural regido por leyes inmutables, mensurables y predecibles, al igual que las leyes de la física. Aunque Pavel Axelrod tiene el mérito de ser el primer gran intelectual ruso convertido al marxismo, será Plejanov, como gran difusor y maestro de la doctrina, quien ostente el título de padre del marxismo ruso, y así fue reconocido por los jóvenes revolucionarios que, como Lenin, no tardaron en profesar la nueva fe. Los escritos de Plejanov contagiaban su creencia en la infalibilidad del marxismo, en su condición de disciplina científica. El marxismo había logrado estandarizar y ordenar las leyes sociales y de la historia, demostrando empíricamente sus resultados. Ofrecía un conjunto cerrado y perfectamente coherente de explicaciones, causas, consecuencias y métodos a seguir a la hora de hacer una revolución que irremisiblemente habría de llegar. Era una nueva forma de interpretar el mundo. Un cambio radical, por lo tanto, con respecto al confuso movimiento narodnik que se dedicaba a tirar de terrorismo indiscriminado sin contar con objetivos ni métodos claramente definidos más allá de atacar al zarismo eliminando físicamente a sus representantes. Los narodniks no realizaban ningún tipo de análisis de fondo comparable al soberbio estudio del marxismo.

El marxismo supuso la elevación de las ciencias sociales a empirismo puro, de manera que la repetición constante de una serie determinada de leyes, refrendadas hasta la saciedad por la historia, hacía posible predecir el futuro a partir de las deducciones de Marx. El marxismo era pues un oráculo científico que anunciaba el inevitable advenimiento de la revolución mundial, la imposición del socialismo mediante la dictadura del proletariado y finalmente la sociedad comunista, entendida como una sociedad ideal, perfecta, en la que todas las injusticias quedarían resueltas y un mundo en armonía pudiera ser posible. El marxismo marcaba el camino.

El año 1883, el mismo de la muerte del maestro Marx, Plejanov creó en su exilio suizo la primera agrupación marxista rusa, Emancipación del Trabajo. Junto a él firmaban su acta fundacional otros importantes elementos del primer marxismo ruso, como Lyov Deutsch, Vera Zasulich y Pavel Axelrod. El activismo de esta organización se desarrolló casi por completo dentro del campo intelectual, dedicándose a la traducción y divulgación de las obras de Marx y Engels para el público ruso. Además, desarrollaron importantes labores de investigación y escribieron aportaciones propias al desarrollo del marxismo, siendo uno de los primeros grupos de estudios marxistas a nivel mundial. Lejos de tratarse de un movimiento netamente obrero, era más bien una agrupación de eruditos muy alejados del conocimiento de primera mano de las penalidades del proletariado y el campesinado ruso, pero muy concienciados y dispuestos a ayudarlos desde su formación como miembros de la numéricamente limitadísima intelligentsia. Emancipación del Trabajo actuaba fuera de las fronteras del Imperio ruso, debido a la preferencia de sus promotores por la seguridad política en países como Suiza, en los que se podía respirar una tolerancia francamente chocante con respecto a la de su país de origen.

Georgi Plejanov fue uno de los pioneros en la propagación de las ideas marxistas en Rusia. Las primeras agrupaciones políticas de este signo lo admitieron unánimemente como el padre del marxismo ruso.

Además de divulgar el marxismo en lengua rusa, otra de las preferencias del grupo fue el combate doctrinal contra los revolucionarios rusos de antiguo cuño, como los narodniks y nihilistas, a quienes se preocupaban por demostrar la superioridad innata del marxismo sobre sus vagas teorizaciones. En este campo siguió la tendencia del marxismo internacional que, con su principal foco doctrinal centrado en Alemania, trataba de imponer su hegemonía dentro del mundo revolucionario sobre otras doctrinas inferiores como el anarquismo, que ya fue desterrado de la Primera Internacional para convertirse en la bestia negra del marxismo y muchas veces en su chivo expiatorio, como ocurrirá en el futuro proceso revolucionario ruso16.

Siguiendo la estela del grupo de Plejanov y reconociendo a este como guía indiscutible, en 1895 surge la Liga para la lucha por la emancipación de la clase obrera. Se trataba de una agrupación marxista formada por un grupo de intelectuales con base en la ciudad de San Petersburgo. Dentro del núcleo fundacional de esta agrupación formaban nombres que retumbarán en la posterior historia del marxismo mundial, como los de Martov o Vladimir Illich Ulianov, a quien la historia conocerá como Lenin. Los fundadores de la Liga ya habían tenido contacto con el grupo de Plejanov y el mismo año de la fundación Lenin tuvo la oportunidad de conocer personalmente al maestro en una visita que hizo a Suiza. Lenin aún era un perfecto desconocido a nivel doctrinal, pero la policía política del zar ya le había fichado por sus acciones en pro de la revolución. La primera consecuencia grave de sus actividades políticas fue la expulsión de la universidad de Kazán, donde estudiaba la carrera de derecho. Su familia había decidido enviarlo a estudiar allí, y no a Moscú o San Petersburgo, con la prudente intención de que su querido vástago tuviera el menor contacto posible con la efervescencia revolucionaria que afectaba a grandes masas de estudiantes rusos. Sin embargo, la más...